Usar la calefacción de manera responsable

Disfrutar de la calefacción en casa en pleno invierno es un placer que sí tiene precio. Por eso es importante hacer un uso responsable de ella. Porque si no tenemos en cuenta algunos detalles que nombraremos en este post, es muy probable que se incremente tu factura de la luz y esto es algo que todos queremos evitar, aunque no queramos prescindir de esta comodidad que nos ofrece un espacio bien calentito y cómodo en el que relajarnos y hacer vida durante los meses más fríos del año.

El invierno no es muy largo pero es muy intenso, y con la humedad del ambiente se conserva con facilidad dentro de viviendas y establecimientos.

Tipos de calefacción

Existen diferentes tipos de calefacción, pero todos ellos comparten unas pautas comunes para llevar un uso moderado. De los que hablaremos hoy son:

Aire acondicionado

 

  • Split y Multisplit: ya sabemos que son equipos de pared, compuestos de una unidad interior y una exterior, o en el caso del sistema multisplit, varias unidades interiores.
  • Conductos: el sistema de aire acondicionado por conductos, al igual que los splits, consta de una unidad interior, también conocida como evaporador, y una unidad exterior, en ocasiones denominada compresor.

Por otro lado tenemos:

Aerotermia

 

  • Suelo radiante: este método aporta una sensación de hogar muy valiosa a la casa. Consigue que cualquier espacio sea acogedor, ya que se origina en el suelo, la superficie más importante de la vivienda, sobre la cual hacemos vida. De este el calor irradia hacia arriba envolviendo todo el ambiente de la estancia hasta crear una burbuja climatizada.
  • Fancoil: es un aparato de aire a pesar de que su funcionamiento es posible mediante la intervención de su batería sobre el agua. Esta se calienta y transmite la temperatura al aire que expulsa la unidad.
  • Radiadores: un sistema bastante tradicional que resulta muy efectivo, cuyo trabajo depende también del agua.

 

 

Pautas para un uso adecuado de la calefacción

 

Cuando vayamos a utilizar cualquiera de estos métodos, sería inteligente respetar los siguientes detalles que influyen de manera directa en la eficiencia de los aparatos.

 

Zonificar

 

Parece lógico que nos limitemos a climatizar solamente las estancias en las que vamos a estar, porque de lo contrario, sería hacer un gasto extra de energía totalmente innecesario. Para esto hay que limitar el espacio en el que nos encontremos, asegurarnos de que el espacio quede cerrado y el calor pueda alcanzar su objetivo.

 

Condiciones de aislamiento óptimas

 

Aunque no seamos muy conscientes de esto, el aislamiento del edificio es muy importante para la eficacia de nuestros sistemas de climatización. De ello depende la carga térmica de la vivienda, como también la capacidad de mantener el calor en el ambiente.

¿Qué hay de las puertas y ventanas? Mientras queramos permanecer en la casa y sentirnos a gusto, será de gran importancia que mantengamos las ventanas y puertas bien cerradas, además de que si las ventanas son aislantes, resultará más complicado que el calor se escape y disminuya la temperatura.

 

Aprovechar el calor concentrado

 

Si cumplimos con lo anterior, podremos ver que no es necesario tener la calefacción encendida todo el día ni toda la noche. De hecho, es recomendable apagarla para dormir. Sí es cierto que a lo largo de la noche la temperatura bajará algunos grados, pero esto puede ser una ventaja para que las horas de sueño sean de calidad. Solamente habría que taparse bien con el edredón, la temperatura no bajará a menos de 15°C, una buena temperatura para dormir. Por lo tanto, es mejor no tener la calefacción encendida toda la noche.

 

Mantener la temperatura recomendada

 

Anteriormente, en otro post de este blog, hemos hablado de que la diferencia entre la temperatura exterior y la interior, no debería superar los 8°C o 10°C. Haciendo un cálculo aproximado, se considera que la temperatura ideal para la estancia durante los meses de invierno está entre los 19°C y los 23°C.

Este detalle es muy relevante, porque si no lo tenemos en cuenta y ponemos una temperatura más alta, podremos notar un aumento considerable del consumo energético.

 

Concluímos…

 

En que a veces más es demasiado. En la medida justa, y respetando las pautas nombradas, podremos beneficiarnos de un ambiente agradable y saludable, sin consecuencias negativas ni impactos económicos inesperados.

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