Cómo evitar la condensación en los radiadores de gas

Si enciendes la calefacción y se te empañan los cristales, huele a humedad y parece que has entrado en una nube… sí, sin duda estás teniendo problemas de condensación. Pero no pasa nada, no eres el único. Es bastante normal cuando se usan radiadores de gas, sobre todo si no se ventila bien o si hay mucha humedad en casa. Pero la buena noticia es que se puede evitar, y no hace falta ser un manitas para arreglarlo.

¿Por qué se forma la condensación?

La condensación pasa cuando el aire caliente y húmedo dentro de casa choca con una superficie fría, como una ventana o una pared. El vapor de agua se convierte en gotas, y ahí tienes tus cristales empañados. Puede venir de muchas cosas: duchas largas, cocinar sin encender el extractor, tender la ropa dentro de casa, o incluso tener muchas plantas. Si todo eso se junta con una casa poco ventilada, ya tienes la combinación perfecta.

Ventilar un poco cada día hace milagros

Sí, da pereza abrir las ventanas en invierno, pero es lo mejor que puedes hacer. Con abrirlas 10 minutillos por la mañana ya vale. No vas a enfriar toda la casa, pero lo que sí que haces es dejar salir la humedad acumulada. Si no se renueva el aire, la humedad se queda dando vueltas, se pega a las paredes y a las ventanas, y al final, termina apareciendo el moho. Así que ventilar un poco cada día es lo mejor que puedes hacer.

No pongas la calefacción a tope todo el rato

A veces pensamos que cuanto más calor, mejor, pero no es así. Tener la casa como un horno hace que se acumule aún más humedad. Lo ideal es mantener una temperatura cómoda, alrededor de 20 o 22 grados. Nada de ponerla a 25 o más, como si estuvieras pasando unos días en la playa de Benidorm. También ayuda no tapar los radiadores con ropa o muebles, porque eso impide que el calor se reparta bien y hace que se condense más el vapor en otras partes.

Si el problema sigue, usa un deshumidificador

Si haces todo lo anterior y aún así tienes cristales chorreando, prueba con un deshumidificador. Los hay pequeños, fáciles de usar y no hacen mucho ruido. Sacan la humedad del ambiente y evitan que se acumule. También puedes comprar un aparatito que mide la humedad (un higrómetro, pero vamos, lo buscas así en internet y te sale) para saber si estás dentro de lo normal. Si ves que siempre estás por encima del 60%, hay que hacer algo.

En resumen, ventila un poco cada día, no pongas la calefacción al máximo, deja que el calor circule bien y, si hace falta, usa un deshumidificador. Con eso, adiós a los cristales mojados, el olor a humedad y la ropa que no se seca nunca. Tu casa estará mucho más cómoda y sin sustos.

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